Sandra García Pérez, la nueva alcaldesa de San José, fue una entrenadora de baloncesto “de esas que dan terror”.

“De las que gritan fuerte, de las exigentes. De las que, si tenían que mandar a la gente a la ducha, la mandaba a la ducha. Yo quería un equipo campeón y lo fui”, relata ella misma, en tono jocoso.

Esa es solo una de las facetas de García, de 65 años, quien liderará la Municipalidad de San José hasta el 2016 a causa de la renuncia de Johnny Araya , quien dejó el puesto por asumir la candidatura presidencial del Partido Liberación Nacional (PLN) para el 2014.

Además de deportista, la ex vicealcaldesa es educadora y abogada, pero sobre todo educadora, advierte esta pensionada por el Magisterio Nacional.

Y hay más facetas en quien regirá los servicios municipales de casi 290.000 habitantes, en el Ayuntamiento de mayor presupuesto del país, con ¢52.000 millones.

García fue regidora y dirigente deportiva en San José. Siempre estuvo ligada a la política con el PLN y es “esposa de político”, del exdiputado liberacionista Guido Granados. “A él lo conocí en el ambiente político. Siempre he estado metida por una u otra razón (en la política). Siempre lo he acompañado”.

En su etapa deportiva, la primera alcaldesa de San José fue jugadora de baloncesto y de softball en primera división, pero también practicó voleibol, boliche, atletismo y alpinismo. Como entrenadora, campeonizó al equipo femenino de la Universidad de Costa Rica (UCR).

El dirigente deportivo Osvaldo Pandolfo recordó que García fue su jugadora cuando él entrenaba a la UCR en los 70. Aunque no era titular, la recordó como una alera muy disciplinada que, cuando entraba, era responsable y producía. Luego, ambos coincidieron en un grupo pro deportes del PLN.

La decana. Como educadora, primero estudió Educación Física. Trabajó en colegios públicos y, en 1973, obtuvo un puesto en la escuela de Educación Física de la UCR.

Llegó a ser directora de esa escuela y, luego, ascendió a decana de la Facultad de Educación.

Obtuvo una licenciatura y una maestría en Administración Educativa, así como un doctorado en Investigación Educativa. “Yo me declaro educadora”, resume ella.

En cuanto al Derecho, no llegó a litigar y, como notaria, depositó el protocolo sin darle uso.

García relata que heredó de su familia la filiación hacia el PLN, pues su padre, Pedro García, combatió en el 48 del lado de José Figueres Ferrer y su madre, embarazada de ella, estuvo en la cárcel de Puntarenas por razones políticas hasta que “un mariachi” ordenó sacarla.

Desde joven, apoyó a Liberación en las urnas, pero empezó a enrolarse con su organización en las elecciones que ganó Luis Alberto Monge, en 1982, en el comité del distrito El Carmen, de San José.

En esa elección, ella puso su nombre “de relleno” en la papeleta de regidores. Pero los elegidos renunciaron o fallecieron y ella debió asumir un puesto en el Concejo.

A partir de ahí, además, presidió por siete años el Comité Cantonal de Deportes de San José.

“Yo estuve en todas las campañas, con José María (Figueres Olsen), con doña Laura (Chinchilla), con Johnny (Araya) siempre he trabajado”, afirma.

¿Cómo formó parte de la fórmula en que resultó elegida vicealcaldesa? “Un fin de semana llega mi marido y me dice ‘mirá parece que Johnny anda buscando a alguien para que lo acompañe en la papeleta y están pensando en tu nombre y quisiera hablar con vos’. Le dije ‘no tengo ningún problema en ir a hablar con don Johnny’”, recordó.

El lunes siguiente, aceptó la propuesta y, el martes, se cerraba la inscripción de candidaturas.

Según la ex vicealcaldesa, no estaba tan clara la posibilidad de que ella asumiera la alcaldía por las aspiraciones presidenciales de Araya, pues también competía Rodrigo Arias y se hablaba de Figueres.

Mientras fue vicealcaldesa, dirigió un proyecto municipal para favorecer a alumnos de colegios públicos y otro para mejorar las condiciones a los limpiadores de vías.

En julio de este año, le llegó el momento de asumir una municipalidad de 3.000 empleados.

¿Recibió una estructura muy heredada de parte de Araya? “Sí es una estructura heredada. Si de mí dependiera, haría algunos cambios, pero realmente pocos”.

¿Se siente en la Municipalidad todavía la mano de quien la dirigió por más de 20 años? “La mano de él estará siempre aquí porque son muchísimos años. Esto es un cambio de jerarca, no es un cambio de administración. Desde ese punto de vista, de que si se siente la intromisión de él, no, para nada”.

¿Qué cosa que hizo él usted no hubiera hecho? “Me la pone difícil”, responde y añade que se debe trabajar más en el tema de las ventas ambulantes, en los mercados y en los programas de reciclaje. Y defiende la gestión de su antecesor. Dice que, financieramente, el Ayuntamiento está bien.

¿Y en la Municipalidad se comporta igual que en el banquillo de un equipo de baloncesto? “Soy muy exigente en todas las cosas de mi vida, aquí soy igual”. ¿También aquí grita? “Gritos no, yo soy muy respetuosa porque exijo que me respeten. Pero, como jugadora, me transformo”.