Violación, tortura con agujas y cigarrillos, disparos... El 2015, próximo a concluir, tuvo 10 infanticidios que estremecieron al país, pero ninguno como los casos en que los propios padres participaron en los hechos.

En Upala dos casos sonados, el del padrastro que viola y tortura a un bebé de 2 años, y el de un vecino de la familia que agarra a golpes a un niño y luego lo ahoga en barro para después violar a su hermanita de 9 años.

En una cuartería de Barrio México, por el antiguo Cine Líbano, en San José, una madre y su pareja le arrancaron las uñas a un bebé de meses, le apagaban chingas de cigarro en el cuerpito y hasta hubo quien jugaba tirando al niño de un tobogán solo por el placer de ver cómo caía.

Por último, en Limoncito de Limón, un niño viajaba con un amigo de la familia en motocicleta cuando fue acribillado con un fusil AK-47 simplemente por el gusto de hacerle daño a su padre.

Diez fueron las muertes por infanticidio, pero estos cuatro casos se pueden calificar como los más sonados, los más dolorosos, aunque la pérdida de una vida, sobre todo la de un infante, no puede calificarse más o menos dolorosa.

VIOLADO Y AGUJEREADO

En La Virgen de Los Chiles un niño de 2 años y medio es encontrado en su casa en condiciones terribles. Lo trasladan hasta el Hospital Nacional de Niños, es cuando el país se entera de lo que vivió este pequeño en su corta vida.

No solo fue golpeado muy fuerte sino también violado, torturado y en su cuerpito se encontraron al menos 7 agujas incrustadas. Lo aterrador y desconcertante fue que algunas de estas estaban hundidas en su tierna carne. Varias ya estaban oxidadas.

Este caso fue tan terrible para todos que el propio subdirector del OIJ declaró ante la prensa en aquel momento (febrero): “Es un hecho muy lamentable, muy doloroso y en los años que yo tengo de estar acá una muerte de este tipo, con todos estos eventos, creo que puede ser la primera vez, no conozco otro, más con el hecho de las agujas...”.

El padre, un nicaragüense de 41 años, de apellido Icabalceta, la madre su coterránea, pero de 16. Violada por su pareja desde los 13 años, debió ver y callar ante el temor de lo que este hombre pudiera hacerle.

Una vez Icabalceta estuvo en la Unidad de Admisión San José, en San Sebastián, los privados de libertad se lo cobraron en mano propia y a punta de patadas, casi lo matan.

MUERE AL DEFENDER HERMANA

Un niño de 11 años y su hermana de 9 se dirigían a la escuela en Valle Bonito de Upala cuando son interceptados por un joven de 19 años.

Era un vecino que, aprovechando la inocencia de ambos menores, le ofrece una tortuga a cada uno si lo acompañaban a sacarlas de un escondite secreto, dentro de la finca donde él cuidaba ganado y hacía reparaciones en la tubería de agua que abastece a la comunidad.

Desaparecidos por varios días, una vez encontrados, los fiscales del caso conversaron con la niña, su historia fue desgarradora al contarles cómo un vecino mató a su hermanito asfixiándolo con barro y a punta de golpes, en mayo.

La pequeña de 9 años fue encontrada recostada sobre un tronco mojado dentro de una propiedad usada para el cuido de ganado, fue violada luego de presenciar cómo mataban a su hermano.

“Él siempre se ponía medio raro, estábamos trabajando y comenzaba a decir vulgaridades, creo que era un poco pervertido. Obviamente uno que lo conocía no puede creer que sea él quien cometió este caso...”, declaró entonces José Marchena, tío del sospechoso. 

QUEMADO, SIN UÑAS, GOLPEADO

Abril fue el mes en que Brandon murió. Con apenas 9 meses, este pequeño vivió lo peor, no solo por las torturas a que fue sometido sino porque su madre Dayana Ortega fue su verdugo al lado de su pareja de turno, Yener Mora. Ya enjuiciados y condenados, ambos pasarán 35 años a la sombra.

Fuertes moretones en la espalda, un brazo y una pierna fracturados, quemaduras en los dedos, uñas arrancadas, heridas en la cabeza y cara fueron parte del reporte médico.

En el juicio el único testigo de la defensa declaró haber visto cómo el padre biológico del niño lo tiraba de un tobogán solo para ver cómo caía, al final esa declaración no desvió la atención de los jueces, quienes declararon culpables a Ortega y Mora.

Fue un caso terrible, tanto que el juez Juan Carlos Pérez en su parte de la justificación de la pena dijo: “Cómo es posible que nosotros vayamos a creer que un menor de 9 meses de edad tenga ambas tibias fracturadas, el fémur fracturado, el brazo fracturado, más de 20 excoriaciones en su cabeza, hematomas en estómago, tórax, dorso y las yemas de los dedos quemadas, y cada vez que se le preguntaba a su madre qué sucedía, ella decía: 'Se lo comieron las cucarachas'”.

También se señaló al Patronato Nacional de la Infancia (PANI) por su actuación en el caso, siendo la pregunta que se hacía el juez: “¿Dónde estaba?”.

“Los señores diputados elevaron a rango constitucional al Patronato Nacional de la Infancia, bien hecho. Como institución uno espera que agote el presupuesto cada vez que se le asigna”, añadió.

MUERTE POR VENGANZA

Un niño de 7 años fue vilmente asesinado en agosto, cuando viajaba en una motocicleta acompañando a un amigo de la familia. El menor, estudiante de primer grado, fue víctima de las balas de un fusil AK-47 en Limoncito, Limón.

Las autoridades atribuyeron el crimen a una venganza de grupos del narcotráfico. Según reportes de DIARIO EXTRA, los criminales iban detrás del niño, de apellido Blackwood, para vengarse del padre y sus familiares.

La familia Blackwood tiene historial de muertes violentas. Hace dos semanas un tío del ahora fallecido, de nombre Presley, fue asesinado en Piuta, Limón, al recibir ocho balazos de un arma 9 milímetros. Además hace dos años Carlos Blackwood, quien laboraba como carnicero, fue asesinado en su lugar de trabajo en San José, precisamente a 200 metros del edificio del Grupo Extra, en la Carnicería La Marianita.

Cuatro casos que estremecieron al país. Como vimos, tres de ellos hicieron a más de uno tener pesadillas hasta despiertos, sobre todo a padres de familia, quienes pensando en el bienestar de sus retoños no pudieron creer que alguien pudiera ser capaz de algo así.