Portada San José, Costa Rica, Viernes 11 de setiembre de 2009, 14:22:08. Nacionales Sucesos Opinión Deportes Internacionales Clasificados Espectáculos NOTICIAS DE ÚLTIMA HORA $ Tipo de Cambio Venta: 591,06 Compra: 581,94 BÚSQUEDA Foro Nacional Encuesta Horóscopo Chat Nacional VER PORTADA IMPRESA Contáctenos Ediciones Previas Publicidad >OPINION Secreto a Voces Romper el silencio Por Sonia Marta Mora “Siempre dije la verdad”… El aplomo y la seguridad con que María Laura Víquez se ha referido, en cámaras y ante la opinión pública, a una dolorosa experiencia de violación que denunció ante los Tribunales, ha conmovido en estos días a los costarricenses, y muy particularmente a las mujeres. Y es claro que la joven no solo pretendía que en su caso individual se hiciera justicia, sino que el calvario vivido por ella tuviera un sentido trascendente: que evitara que otras mujeres sufrieran lo que ella ha padecido. •• Por ello dista mucho el caso de ser un hecho noticioso más: la decisión de María Laura tiene un importante impacto en nuestro medio. Llama la atención, en primer lugar, la convicción con que ha expresado que la denuncia es el único camino de protección de las víctimas. Y con ello empiezan a derribarse estereotipos y conductas sociales que por siglos han dejado impunes numerosos casos de violencia sexual, en especial contra las mujeres. La tendencia de la sociedad a responsabilizar directa o indirectamente a la víctima, o a creer que el silencio es un camino, se ha puesto en discusión mediante el ejemplo de la joven. Ella ha reiterado que solo la denuncia puede evitar que otras mujeres sufran esta agresión, y que nunca se debe callar por temor, por vergüenza o ante la fuerza de las amenazas. •• Pero también caen otros estereotipos. Se pone en evidencia que estas agresiones sexuales pueden darse en los lugares más insospechados, en los que aparentemente no había razón para que nos sintiéramos inseguras o activáramos mecanismos de alerta, y por parte de personas que, en principio, no provocaban nuestra desconfianza. Y en estos casos se requiere aún más entereza para denunciar. La dolorosa lección que queda es que la violencia sexual no sólo está en calles desconocidas y oscuras o en asaltos callejeros, y que no solo la ejercen personas desquiciadas o violentos delincuentes marginados y aislados de la vida social. •• Otra lección aprendida es que el apoyo es clave para las víctimas. María Laura ha insistido en la importancia del respaldo de sus padres, que desde el principio le creyeron, y de profesionales en derecho y en psicología que, como ella, estuvieron inspirados por la fuerte convicción de que, en un país de derecho, la verdad tenía que ser suficiente. Y fundamental es la lección que han dado los jueces –una mujer y dos hombres-, al analizar y poner a prueba la declaración de la víctima para llegar a la conclusión de que no tenían por qué restarle credibilidad a sus palabras. •• “Algo estoy haciendo por los demás y por esta sociedad”, parece decir María Laura. Y lo ha hecho. Su lucha ha tenido un profundo sentido: ha demostrado el poder de la verdad. Y los jueces han probado, igualmente, que el acceso a la justicia por parte de las víctimas de violación sexual es un requisito de una sociedad más respetuosa del derecho a la seguridad, y en particular del derecho de las mujeres a que se respete su dignidad, su integridad física y su integridad emocional. *Parte de la Sociedad Periodística Extra Limitada.* DIARIO EXTRA • LA PRENSA LIBRE • CANAL 42 • RADIO AMERICA