Costa Rica, Domingo 6 de abril de 2008

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Convivencia

La verdad, nada más que la verdad

 En cualquier momento, los niños y adolescentes pueden poner a sus padres entre la espada y la pared con preguntas incómodas que abordan temas espinosos: muerte, drogas, sexo, moralidad…Tres psicólogos dan sus consejos para salir airoso de esos interrogatorios.

Ivannia Varela Q. | ivarela@nacion.com

¿A cuál padre de familia no le ha ocurrido? Está con sus hijos viendo televisión o cenando, cuando, de pronto, siente cómo le clavan la mirada y, con cierto dolo o total ingenuidad, le lanza una pregunta bien incómoda, de esas que tienen que ver con sexo, drogas, muerte u otros temas que muchas veces son difíciles de abordar con los niños o adolescentes.

¿Qué hacer en ese momento?. ¿Cómo actuar? Los psicólogos Erick Quesada, Gabriela Madriz y Hazel Blanco, coinciden en que, por más difícil que sea, la verdad debe ser la tónica de cualquier conversación, pues se espera que las relaciones entre padres e hijos estén basadas en la sinceridad.

Por eso, antes de salir corriendo, dejarle el problema a la pareja, cambiar de tema o poner cara de pocos amigos, estos especialistas aconsejan mantener la calma, repreguntar para tener claro hacia dónde se dirige la interrogante, contestar de manera sencilla y evitar caer en censuras, sermones o prejuicios.

A menudo, conviene analizar si vale la pena ofrecer demasiados detalles ya que podría darse el caso de que los niños no los necesiten, como sí los requeriría un adulto. Eso no le restará veracidad a la respuesta.

Si bien la tarea no es nada sencilla, hoy le ofrecemos una guía de cómo contestar algunas de las preguntas más incómodas (desde las más cándidas hasta las más provocadoras) que podrían hacerle sus hijos en cualquier momento.

¿Cómo nacen los bebés?

Muchos papás evitan abordar este tema con sus hijos porque consideran que no están preparados para comprender la naturaleza de las relaciones sexuales.

Sin embargo, hay maneras de explicarlo, tomando en cuenta la edad del menor.

Hágase el cargo de que le están pidiendo datos sobre algo menos incómodo, como por ejemplo: ¿cómo funciona el corazón?, y ofrezca explicaciones con naturalidad.

Para que no se vea en estos aprietos, es conveniente introducir el tema de la sexualidad con sus hijos prácticamente desde que estos comienzan a conocer su cuerpo. Hágalo a cuentagotas, respetando el ritmo y la curiosidad de los niños.

–¿A qué edad hiciste el amor por primera vez?

La respuesta sincera a esta pregunta puede convertirse en una excelente oportunidad para hablar sobre la sexualidad durante la adolescencia y el inicio de la vida adulta.

Los padres deben hablar abiertamente de sus propias experiencias y plantear el proceso del despertar sexual como algo natural de lo que la persona debe apropiarse sin vergüenza, miedo ni culpa, pero sí con una actitud responsable.

–Solo te has acostado con papá, ¿verdad?

Las preguntas de índole sexual son de las más difíciles de responder. Si la respuesta es no, la madre (o el padre) puede aprovechar la conversación para compartir sus vivencias y educar sobre temas como el respeto hacia el propio cuerpo, el sexo deseado, las prácticas sexuales seguras, la fidelidad o la abstinencia, etcétera. También se debe dejar claro al niño o al adolescente que hay temas de índole personal que no ameritan demasiados detalles.

–¿Qué es el sexo oral?

Dígales a sus hijos que el sexo es algo muy normal que sucede en la pareja y es una de las formas en que se expresa el amor. Explíqueles con naturalidad que hay distintas formas de realizar el acto sexual, entre ellos el sexo oral, el cual consiste en acariciar con la boca los genitales de la pareja.

–¿Alguna vez has robado?

Si lo ha hecho, puede comenzar explicándole a sus hijos que hay épocas en las que a los seres humanos les gusta experimentar, ver si pueden burlar la seguridad, sustraer cosas o cometer otro tipo de infracciones (copiar en un examen, por ejemplo). Sin embargo, también hay que recalcar que eso no es correcto y que cuando las personas crecen y maduran, eso debe quedar atrás porque hay que comprender que todo acto tiene consecuencias. Y robar puede traer consecuencias muy negativas.

–¿Probaste la marihuana?

Algunos padres temen hablar con sus hijos sobre alcohol y otras drogas, ya sea porque consideran que sus hijos no están en peligro o porque, más bien, podrían inducirlos a “probarlos”. Sin embargo, esto es un grave error. Muchos de los jóvenes que asisten a programas de tratamiento por abuso de drogas han dicho que cayeron en el vicio sin que sus padres se dieran cuenta. Por eso, es mejor abordar el tema a tiempo. Si usted consumió drogas, aproveche la conversación para explicarles los riesgos que esa conducta pudo traerle.

Tenga muy claro cuál es la intención de su hijo al hacerle la pregunta, pues podría ser que quiera justificar sus actuaciones. En este caso, solicite asesoría de un experto para manejar adecuadamente la situación.

–¿Por qué Santa Claus no les trae regalos a los niños pobres?

Si el niño hace esa pregunta es probable que ya sea capaz de conocer la verdad sobre quiénes son las personas que traen los regalos a la casa. Es necesario aprovechar el tema para hablar sobre las diferencias sociales y económicas, la solidaridad y el sentido de la Navidad.

–¿Por qué nos morimos?

La muerte es un concepto difícil de comprender para los niños, y, a menudo, los adultos acongojados se sienten confundidos sobre la forma de darle al niño una respuesta de apoyo. La mayoría de los menores piden muchas explicaciones y tienen muchas preguntas en relación con la muerte, como: ¿Qué sucede cuando una persona muere? ¿Adónde van los muertos? Para hablar de este tema, el adulto debe asumir que se trata de un proceso natural y aceptar frente al niño que él también tiene muchas preguntas.

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