Economía y Política
El Financiero
Factura. La presidenta Laura Chinchilla podría tener que gastar parte de su desgastado capital político en el desenlace de la oleada de protestas sociales.
john durán Para EF

La Presidenta en laberinto cíclico

Chinchilla enfrenta crisis que se vuelve constante, pero podría darle imagen débil en momento clave

La presidenta Laura Chinchilla no se escapó al ciclo de descontento social que desde 1994 castiga a los mandatarios costarricenses.

Acabado el romance de la campaña y los primeros meses de gobierno, una sumatoria de despechos termina por desembocar en manifestaciones callejeras, cuando las administraciones están a la mitad del camino.

Empero, todavía no llega al nivel de otros periodos. Los incendios del descontento actual arden aislados, a diferencia de las conflagraciones vividas en las administraciones Figueres Olsen y Rodríguez Echeverría, cuando la otrora poderosa estructura sindical unificaba esfuerzos.

Sin embargo, le pueden pasar una alta factura a la mandataria que lidia con niveles de popularidad a la baja y con la percepción entre los costarricenses de que el país navega sin rumbo. Si se proyecta una imagen de debilidad, la suma de fogatas podrían desembocar en una conflagración.

¡A la calle!

Es historia repetida, que viene desde la elección. Un atosigante cortejo de la clase política va alimentando esperanzas, algunas irrealistas, con al afán de conquistar la mayoría de votos.

Con el arribo a Zapote, empieza la cuenta regresiva. “Las expectativas eran verdaderamente altas. Con el tiempo hay algunas defraudadas. Los ejes de su campaña salen mal parados, pues solo la mitad de los costarricenses piensan que es firme y honesta”, dijo el politólogo César Zúñiga.

La luna de miel suele agriarse a los 15 meses. No es una situación reservada solo a Chinchilla, pero la memoria suele diluir los casos anteriores y exacerbar la percepción actual. Aunque las manifestaciones de motociclistas, arroceros y vecinos de Santa Ana en contra del cobro del peaje han coincidido, multiplicando su efecto en la opinión pública, todavía no son comparables con otros movimientos coordinados del pasado.

“La explosión no es sistémica, como sí lo fue con el Combo del ICE. Hoy vemos una acumulación de frustraciones”, dijo Víctor Ramírez, analista político.

Con un mayor potencial de peligro, la huelga de anestesiólogos en la CCSS, sí logró sumar el apoyo de los demás médicos en una institución debilitada, y podría crecer si no se contiene.

Aún así, estas protestas desnudan un sentimiento de inconformidad en sectores. Amenaza para los planes de la mandataria, justo cuando su proyecto estrella –la reforma fiscal– comienza el debate en el Plenario legislativo.

Alto costo

Incluso antes de esta oleada de protestas, la imagen de Chinchilla se estaba devaluando. Mientras que en julio del 2010, su primera medición como presidenta, el 38% de los costarricenses apoyaban su labor, en junio del presente año esa cifra cayó a 26%, según encuestas de Unimer publicadas por el diarioLa Nación .

Con este desgaste, proyectar una imagen de debilidad podría reducir el margen de maniobra de la Casa Presidencial en el camino que todavía le queda por recorrer a la reforma fiscal.

“La figura de la Presidenta se debe proteger, no se le expone. Ese debe ser el último recurso”.

Rolando Laclé

Exministro de la Presidencia

“El sustrato común de las protestas es la ausencia de recursos que permitan complacer a las demandas”.

Carlos Ricardo Benavides

Ministro de la Presidencia

“En el manejo de estas protestas y, especialmente, en el manejo del paquete fiscal, la Presidenta se juega el futuro de su gobierno, su capacidad política para conducir la sociedad”, sentenció Jorge Vargas Cullel, director adjunto del Estado de la Nación.

El mejor camino no está claro, y es posible que la mandataria vea mermado su capital político, sin importar la senda que escoja. Ceder a las presiones de los manifestantes podría ser interpretado como debilidad; negarse, como intransigencia.

“La Presidenta está en una situación difícil. Haga lo que haga va a tener a un sector de la opinión pública en contra”, aseveró Rolando Laclé, abogado y exministro de la Presidencia.

Prevenir y no ver marchar

Un monitoreo del panorama social para atacar anticipadamente los descontentos antes de que lleguen a las calles, sería una de las estrategias por implementar.

“Si el Gobierno iba a ceder con el tema del seguro obligatorio de las motos, ¿por qué esperar a los bloqueos? No es lo mismo negociar con la gente en la calle, que hacerlo antes”, estimó Laclé.

Una mayor participación de los ministros o jerarcas encargados, podría disipar el peso que la mandataria ha llevado en la resolución de estas protestas.

No fue hasta que la gobernante se pronunció en contra del aumento del seguro obligatorio para los motociclistas, que las negociaciones entre los manifestantes y el INS fructiferaron. “A la figura del presidente no se le expone”, acotó Laclé.

Empero, en Zapote no hay luces de alarma. Carlos Ricardo Benavides, ministro de la Presidencia, aseguró que Casa Presidencial cuenta con un equipo dedicado a apoyar las negociaciones, y que incluso él participa.

Crisis, pero de autoridad

Más allá del predicamento en que estas protestas han colocado a la Presidenta, estas desnudan no solo el descontento, sino lo que algunos analistas califican como una crisis de autoridad.

“Pareciera que nadie reconoce que una autoridad puede imponerle una decisión que no le gusta”, explicó Vargas.

Podría crecer una sensación de que el camino es eludir la ley, ignorarla o desafiarla. Con las multas de tránsito, se premió a los que impugnaron (quedaron en suspenso), pero se castigó a los que pagaron sin reclamar.

Al final, se elude la responsabilidad de la ciudadanía, endosando la factura al Gobierno. “Evasores de impuestos hay miles, y están en el sector privado. Hay pillos en el sector público tanto como en el privado. Quienes matan son ciudadanos, no el Gobierno. De este sentimiento de que las cosas no caminan, somos responsables todos”, aseguró Ramírez.

La salida airosa para Chinchilla es difícil. La reforma fiscal llega a la recta final, mientras ella debe apagar una protesta cíclica, pero que si no se contiene, puede dejar su imagen en cenizas.

Agitación cíclica

La mitad del periodo ha traído pruebas, protestas y manifestaciones callejeras para los últimos cinco gobiernos:

José María Figueres

Huelga del Magisterio

Los maestros, que se oponían al cambio en el sistema de pensiones del Magisterio, se alzaron en huelga durante un mes, entre agosto y setiembre de 1995.

Miguel A. Rodríguez

Combo energético

La aprobación en primer debate de reformas al ICE, desencadenó 17 días de intensas protestas y bloqueos en varias regiones del país, desde Pérez Zeledón hasta Limón.

Abel Pacheco

Riteve

La instauración dela revisión técnica a cargo en exclusiva de Riteve desató la oposición de los transportistas, apoyados por las agrupaciones gremiales del sector público.

Óscar Arias

Cafta

La ratificación del tratado comercial con EE. UU. suscitó inumerables manifestaciones de los opositores. Al final se debió recurrir a un referendo para definir la pugna.

Laura Chinchilla

Motos y médicos

Las protestas de motociclistas y la huelga de médicos en la CCSS, coincidieron con un día de tortuguismo de taxistas y bloqueos en los planteles de Recope.

Fuente Archivo.

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